AR07011SH-Shanghái 2010 Exhibition

07 011 SHANGHAI 2010 EXHIBITION. SHANGHAI. 2007 8.465M2
  Spanish Pavilion for Shanghai 2010 competition

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¿Dónde vas con mantón de Manila? Pués… La del Mantón de Manila es la historia de un viaje de ida que ahora vuelve al hilo de una canción. ¿Dónde vas con vestido chiné? Porque… el Mantón de Manila es la historia de un viaje y también es la historia de como culturas muy distantes en el tiempo y el espacio pueden comunicarse e intercambiar características. Una historia de culturas, y una historia comercial.
Mantón de Manila anuncia una sorprendente relación entre la tradición China más inmemorial y uno de los más castizos atavíos españoles. A la vez, muestra de forma auténtica cómo las rutas comerciales, las rutas marítimas que se abrieron en el siglo XV, sirvieron para mezclar culturas dejando bien claro que para enriquecer lo propio no hay como abrirse a lo ajeno.
El Mantón de Manila traza un viaje que se inicia en China quizá 3.000 años antes de Cristo, cuando, en el ámbito de la cultura Yǎngsháo wénhuà, tenemos datados los primeros trabajos con seda, y que ahora quiere desembarcar en la Exposición Universal de Shangái 2010 para, después de un periplo bien intercultural, escenificar un retorno al lugar de donde partió.
La historia de este periplo se inició con una tecnología antiquísima que sin destruirlos extrae los hilos de los capullos elaborados por los gusanos de seda. A partir de ahí una técnica artesanal convirtió esos hilos preciosos en mantones profusamente decorados con motivos florales y animales. Estos frutos del ingenio y sensibilidad humanos se convirtieron en productos que los mismos comerciantes chinos llevaron hasta Filipinas. En Manila fueron vistos por los comerciantes españoles del siglo XVI, que los describieron como compuestos de fina y no retorcida seda, blanca y de los más brillantes colores, lisas algunas, y otras bordadas con las más extrañas figuras, colores y modelos […]. De esta manera  no pudieron sustraerse a la tentación de incluirlos entre las mercaderías que seguían la denominada ruta de los Galeones de Manila. Esta travesía comercial cubría de dos a cuatro veces por año el trayecto entre Filipinas y Sevilla, vía Acapulco, en México, haciendo posible la llegada de productos chinos a la por entonces metrópoli española. Es por todo esto que una teoría defiende que el originariamente mantón chino de seda llegó a Sevilla siguiendo esta ruta. Otra teoría, un tanto legendaria, dice que llegó primero como cuadro de seda que por ser defectuoso era usado para empaquetar los fardos de tabaco. Una vez en tierra, estos cuadros eran divididos y las propias cigarreras les añadían unos insinuantes flecos para incluirlos en parte de su atuendo diario. Leyenda o no, esta segunda explicación enlaza perfectamente con otra realidad que, otra vez cantando, dice que a partir de la ópera Carmen, donde se retrata a las cigarreras sevillanas graciosamente ataviadas de mantones, ya estas prendas originariamente chinas pasarían a ser conocidas mundialmente como los mantones españoles o mantones de Manila. El mundo entremezclado y vuelto del revés, perfectamente hibridado y evolucionado… Donde los motivos florales crecen en dimensión y se adaptan a la flora autóctona con rosas, claveles, lirios, girasoles… y loto, sin perder jamás un aire oriental que le dio, da y dará ese exotismo que está en la base de su éxito. Porque, a fin de cuentas, este mantón de Manila quiere ir también a la Exposición Universal de Shangái 2010 A lucirse y a ver la verbena, y quizá no a meterse en la cama después.

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