Efecto camaleón

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Entre los seres vivos los hay que viven en comunidad, entre iguales, otros son solitarios, únicos. Los iguales se esfuerzan por destacar frente a los demás, para vivir necesitan ser uno entre todos. Los únicos tienden a camuflarse en el ambiente, por seguridad, para sorprender a sus presas. De los segundos hay algunos que incluso son capaces de cambiar su apariencia externa, alterar su imagen según más les convenga para pasar desapercibidos fundiéndose con un momento y lugar. Esa es una estrategia.
En BT se desarrolla una hibridación paradójica entre esa estrategia y el vivir en comunidad de las tiendas de un centro comercial. Se recurre a una piel interior translúcida que puede cambiar sus condiciones de luz un poco como quien sigue al día. La adaptación de la envolvente al paso de las horas individualiza el espacio frente a sus inalterables vecinos, que conservan una apariencia constante. Este proceso construye un espacio de venta repetido, con unas dimensiones constantes pero que atrae nuestra atención por la mañana, la tarde y la noche.
La variación de la luz y su seguir al día se convierten en una imagen de marca. Las cualidades lumínicas pasan a ocupar el lugar del mobiliario, de los objetos, de los nombres. La identificación viene dada por la sensación y no por lo que puedes tocar.
El animal esta vez viene caracterizado por unas estructuras modulares translúcidas en aluminio y poli carbonato que alojan toda la maraña luminotécnica. A partir de una formalización mínima en L de estas unidades se generarán unas envolventes lumínicas de paredes y techo. No importará tanto la cualidad de forma del montaje, siempre adaptado al espacio dado de la tienda en cuestión, como su capacidad de controlar la luz que dominará el ambiente y será un reclamo al exterior.