Hotel Hospes Palma: recuperar el origen


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Diario de Mallorca, La Almudaina
HOTEL HOSPES PALMA

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HOTEL HOSPES PALMA: RECUPERAR EL ORIGEN

El mar, la costa, los pinos. La isla de Mallorca y su configuración originaria. Cuando el ser humano no tiene el poder absoluto ha de ingeniárselas dialogando con la naturaleza. Pero cuando se pretende un grado de control reducido al ordeno y mando, tan del gusto del hombre actual, no acostumbran a surgir relaciones memorables. El hombre cada vez se esfuerza menos en escuchar aquello que le rodea.
A las diferentes estrategias que se han seguido en el Hotel Maricel, obra de Xavier Claramunt y su estudio EQUIP, para reformar primero y ampliarlo después, se han intentado recuperar situaciones naturales originarias memorables. Recuperar el mar.

Un hotel con historia
El Hotel Maricel se construyo en 1948 dentro de la primera serie de hoteles especialmente dirigidos a los turistas. A partir de su situación privilegiada, el edificio original se acercaba al mar extendiendo terrazas a la manera de grandes peldaños. Este ir bajando provoco que al edificio le crecieran los bajos y apareciesen estancias semienterradas que miran al mar, perforaciones postrogloditicas que nos remiten a las grutas y cuevas mediterráneas. Pero no dejaba de ser una construcción que se establecía enfrentándose al mar, con su vanguardia de terrazas y cortina de arcadas.
En la primera actuación de reforma se quiso recuperar una relación mas natural con el mar… Entras al hotel y te das cuenta que estas ante una sucesión de bambalinas, escenografía de puertas huidizas y paredes al tresbolillo que se apartan rítmicamente para que entre el mar. La nueva distribución tamiza la luz del Sol y el reflejo del mar, incitando un recorrido de intensidad creciente que aprovechando las terrazas exteriores y girando la piscina quiere recuperar la referencia dentada de la costa rocosa.
Recuperas el mar para que todo el edificio se empape en el.
Y recuperar también el bosque. Casi nada. La ampliación esta dirigida a anexionar dos solares situados frente al edificio original, al otro lado de la calle y por tanto en una segunda línea de costa. Esta ampliación quiere reforzar la importancia del edificio original como puerta de entrada noble y establecer una forma de acceder a las nuevas áreas que recupere la referencia al bosque y sea capaz de generar un contexto alternativo al que rodea esta nueva área. La situación quiere flirteo y se reinterpreta la conexión como un valle que se abre paso entre bancales buscando los solares a anexionar. Muros de piedra seca negocian con las tierras el espacio a ocupar. A veces se cierra el trato simplemente con taludes, otras, de la misma manera que el edificio original buscaba el mar con peldaños solarium, este valle se aterraza con bancales que nos conducen hasta perder de vista todo lo que nos rodee.
Ya no estamos en un ambiente urbano, estamos entre árboles y cielo.
Finalmente, recuperar el bosque que crece en un torrente inventado que nos lleva en dirección inversa al mar, un recorrido informal, un fragmento de meandro de un río de vegetación que horada las paredes allí donde gira, erosionando la tierra que lo envuelve.
A través de estas erosiones de la topografía accedemos a los nuevos edificios que se encaraman en atalayas disfrazadas de habitaciones desde donde avistar el mar. Siguiendo la dinámica de los muros de piedra seca, que forman los bancales y levantan las nuevas construcciones, recreamos un bosque de pinos y volvemos a ver el mar que nos daba la bienvenida en el edificio original. La propia isla.