¡Arriba el telón!


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Proyecto Contract #73
HOTEL ARC DEL TEATRE

(Spain)

¡ARRIBA EL TELÓN!

Luchando con el actual imperativo de sobriedad y economía de recursos, EQUIP Xavier Claramunt ha desarrollado este hotel en el casco antiguo de Barcelona. El edificio, un antiguo teatro, exhibe un espíritu escandaloso y exhibicionista gracias a la gran tela que lo recubre, una oportunidad tanto para destacar como para tamizar la luz.

El hotel Mimic se emplaza en el solar del Teatro Colón, dentro del barcelonés barrio de El Raval, no muy lejos de la avenida del Paral·lel, donde todos sus primos ricos tenían sus sedes. De las instalaciones del teatro sólo se conservaba la fachada principal y los muros que la trababan, y la parte de la cubierta del foyer aún daba cobijo a un número indeterminado de personas que tendían la ropa en el selvático patio y cotilleaban por detrás de los edificios de la zona. Un edificio contiguo al teatro, esquina calle del Olm, también formaba parte de la actuación. El encargo ha consistido en insertar un edificio, una pieza entre medianeras que debía responder a un programa de hotel.
La propuesta de EQUIP Xavier Claramunt pasa por cambiar la idea de insertar por la de anexar. Evitar la imposición de un elemento ajeno y buscar una relación de cierta dependencia entre el ya existente y la nueva construcción. Añadir un elemento en el barrio que deberá cambiar para aceptarlo.
La misma idea de continente y contenido se convierte en la estrategia para el edificio. Un continente que será estructura, orden que deberá regular lo que vendrá, dejándole un espacio para que se exprese. Un contenido, la tipología, pieza preciosa que llega para ser montada sobre la estructura.
A pesar de ser dos necesidades básicas a menudo mal solucionadas en la zona de Ciutat Vella, EQUIP Xavier Claramunt ha rebuscado entre las estrategias existentes para encontrar la suya. Así apareció el claustro, el patio que las catedrales urbanas imponen a las ciudades que se amontonan a su alrededor. Y también apareció el más prosaico patio de ventilación, los pozos donde se abocan ventanas minúsculas de casas medio ahogadas. De las dos estrategias el estudio obtuvo alguna pista y propuso un patio ajardinado, perforado por grandes huecos que iluminan y ventilan las plantas inferiores al nivel de la calle.
En este proyecto se han seguido dos estrategias clásicas: escuchar al lugar y preguntar al usuario. EQUIP Xavier Claramunt ha optado así por conservar una fachada histórica a pesar de no estar protegida e inserir la construcción entre esta y la medianera de la edificación vecina. La nueva construcción trata el cuerpo de habitaciones como si de una estantería se tratara y utiliza patios de luz, recurso que se toma de las propias edificaciones históricas del compactísimo casco antiguo, para dar un ambiente dramático a los espacios comunes, que se sitúan por debajo del nivel de la calle.
La relación de la fachada ordenada y estática que daría, y efectivamente da, un programa de habitaciones convencional con el resto de fachadas de la zona se tiñe de una cierta complejidad y cambio utilizando un gran telón que registra sobre la fachada del nuevo edificio los cambios de luz del día.
Estas decisiones son de espacio pero también de estrategia de asentamiento. Se conserva la fachada como recuerdo del edificio que allí una vez existió pero también como herramienta para negociar con la normativa y conseguir el permiso que permite retrasar el edificio en planta baja, formar un porche y abrir un patio interior a la densísima trama de calles de la zona. Este trabajar con la normativa permitirá ubicar habitaciones en planta baja, que a su vez solucionan las condiciones de privacidad con peculiares sistemas de agrupación, entradas de luz de una cierta radicalidad y el desdoblamiento de las plantas.
Una envoltura textil rodea todo el edificio, convirtiendo las fachadas en un grueso de elementos más que en un plano con perforaciones. Se protege la intimidad de las habitaciones insinuando lo que hay detrás para añadir cierta dosis de misterio. La gran tela que cubre las fachadas persigue que tanto desde dentro de las habitaciones como desde la calle el aspecto del edificio varíe a lo largo del día a la vez que cambian las condiciones lumínicas del interior y del exterior. Es la apuesta por la integración con la variedad que muestran los edificios colindantes. La sobriedad y seriación que pide la economía de recursos que se quería aplicar a la construcción de este edificio se viste de variedad mediante esta gran tela, telón llamado a ser cambiado según la temporada y encargado de tamizar de manera diferente la luz natural del día respecto de la artificial de la noche.
Preguntando al usuario, el nuevo hotel tiene dos aires diferentes según este se encuentre en la habitación o en alguno de los espacios comunes. Las zonas públicas del edificio, por debajo del nivel de la calle, están tratadas de manera heterogénea para generar rincones y pequeños espacios diferenciados. Se ofrece una variedad en formas, colores, mobiliario que tendría que ser una extensión del dinamismo callejero que queda fuera de la visión directa. Bien al contrario, las habitaciones son tratadas con sobriedad para ser fácilmente adaptadas por las propias decisiones del turista. Desde el interior de la habitación se establece una relación visual directa con la calle a través de la propia zona de ducha, que se coloca en fachada, y el gran telón que ayudado por unos vinilos protege de la visión desde la calle.
El hotel, a pesar de ser un lugar de reposo para el turista, quiere mantenerse ultraurbano, salpimentando el interior con una dosis de exterior, con objetos y combinaciones en las partes públicas y con el establecimiento de vistas desde las habitaciones hacia la calle, y colocándose el mismo edificio como una puerta que permita la entrada desde la calle a las partes escondidas, privadas y heterogéneas de un casco histórico.