Habitar en colosos de cristal


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El Mundo
FLAMENCO TOWERS

(Spain)

HABITAR EN COLOSOS DE CRISTAL

Las grandes edificaciones verticales se envuelven con cerramientos de vidrio para crear sugerentes reflejos y aprovechar la luz natural

[…] Empresas españolas como EQUIP Xavier Claramunt llevan a cabo iniciativas más allá de las fronteras nacionales, construyendo grandes rascacielos como las Flamenco Towers en la zona sur de Shangai. una construcción que medirá unos 220 metros y estará envuelta en cristal. […]

Como si se tratara de invernaderos gigantes, los edificios de cristal de la arquitectura actual se levantan, amenazantes, por la geografía mundial. Livianos a primera vista, pero resistentes en el desarrollo de su función, cada vez son más numerosos y espectaculares.
Disfrutar plenamente del exterior envuelto en unas condiciones óptimas de confort y seguridad. Eso precisamente es lo que ofrecen las construcciones realizadas en cristal. Este material, delicado en apariencia pero robusto en el uso, ha evolucionado lo suficiente como para ser empleado como piel para los edificios más representativos desde la mitad del siglo XX hasta la actualidad.
Se trata de una tendencia al alza que se ha enraizado entre la comunidad arquitectónica y que, lejos de dar paso a otras formas constructivas, cobra más y más fuerza. Los avances tecnológicos en los procesos constructivos, sobre todo en el ámbito de los materiales, han permitido la aparición de un gran espectro de variedades.
Por su parte, esta pluralidad de cristales exige un perfecto conocimiento de cada uno de ellos, por parte de los profesionales, para que su aplicación sea la correcta y se obtengan unos resultados idóneos.
A la hora de proyectar un edificio revestido con cristal, es preciso tener en cuenta las condiciones climatológicas en las que se va a desenvolver. Factores como la exposición solar, el viento o las bajas temperaturas son agentes externos a la obra que, sin embargo, se convierten en condicionantes de primer orden.
Así, muchas veces tiene que primar la funcionalidad por encima de la estética -pese a que casi siempre ambas forman una única unidad-. De esta forma, existen cubiertas de cristales ahumados, insonorizados, de doble y triple vidrio, e incluso algunos cuyo color varía dependiendo de la propia intensidad solar.
La mayor parte de los grandes arquitectos del siglo XXI se han rendido ante los encantos de este sutil material. Construir pompas de cristal y adaptarlas a la vida diaria parece ser el gran reto propuesto por la arquitectura actual. Al encanto de unir exterior e interior, huyendo de la creación de espacios cerrados, se añade una vertiente artística en la que el cristal es el elemento base para crear atractivos efectos visuales.
Un exponente en este campo es el francés Jean Nouvel, último galardonado con el premio Pritzker de arquitectura. Nouvel, que posee un lenguaje arquitectónico muy personal, siempre ha huido de los parámetros marcados por los gurús de esta disciplina y ha experimentado con las formas y los materiales sin encontrar límites estéticos. Sin embargo, si hay una constante en su trabajo es el predominio de la transparencia, de los juegos de luces y sombras. La Torre Agbar de Barcelona, la Fundación Cartier o el Instituto del Mundo Árabe de París -cuyas ventanas se abren y cierran como el diafragma de las cámaras de fotos- son algunas de sus grandes aportaciones. Pero no es el único en sucumbir a los cerramientos de cristal. Norman Foster. otro de los grandes pilares de la arquitectura contemporánea, es también un gran manipulador del vidrio. Sus edificaciones tienen un marcado sentido de la proporcionalidad. Las formas fluyen y rápidamente pasa de las ondas a las líneas rectas sin perder su sello inglés. La biblioteca de la Universidad Libre de Berlín es una buena lección de cómo crear un espacio en el que la forma y la función están perfectamente armonizadas. Singular resulta, también, el Palace of Peace construido en Kazakhstan, una pirámide de cemento, acero y cristal.
Hablar de las Torres Petronas (Kuala Lumpur, Malasia) del arquitecto argentino César Pelli o del hotel Burj Al Arab (Dubai) es hacerlo de colosos de cristal y acero.
En España, la proliferación de estas construcciones no es menos importante. Desde la Torre Agbar en Barcelona a las Cuatro Torres Business Área de Madrid, los cerramientos de cristal están el Skyline de las ciudades. En este sentido, la arquitecta Ada Yvars señala que “el vidrio ha logrado una arquitectura más abstracta, en la que su relación con la luz acentúa la metáfora de lo inmaterial”. Para ella, una de sus principales ventajas es “la capacidad que tiene para transformar la realidad espacial a través de la transparencia y los reflejos”.