Edificio BMW Motor Munich Sabadell

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On Diseño #263
BMW MOTOR MUNICH
(Spain)

Se propone la intervención en una nave industrial existente, en el acceso a la ciudad de Sabadell desde la autopista, para su adecuación como sede de un concesionario de automóviles de gama alta. La primera etapa de la actuación supone completar la construcción existente hasta ocupar la totalidad del espacio disponible; la segunda contempla la reordenación del espacio resultante, con la construcción de un forjado intermedio. La tercera convierte la edificación en un verdadero anuncio de sí mismo, mediante su asimilación icónica a las blondas metálicas de protección que se extienden a lo largo de los bordes de carreteras y autopistas; de esta manera, la fachada de la construcción se convierte en una réplica a escala gigantesca de aquel perfil metálico de sección sinuosa.
¿Papá, quézezo?
Desde la autopista vemos brillar de nuevo alguna cosa, ¡ahí, ahí!, en la entrada de Sabadell. ¿Papá, quézezo? Un poco tapado por las biondas de protección de la vía por la que circulamos, tanto si vamos como si venimos, ahí queda aquella cosa que nos llama la atención. Hasta que un día entramos en Sabadell. Metidos en una gran cola de automóviles que avanza con aire cansino, los ocupantes de los vehículos entretenemos la espera mirando a lado y lado, como buscando descuidadamente alguna cosa. Es la peculiar manera que ahora tenemos de entrar en las ciudades. El zumbar de los vehículos de la autopista a nuestra espalda nos recuerda, velocidad añorada, de dónde venimos y ahora al tran-tran vemos, ahí delante, una gran fachada de una especie de pesada celosía metálica que nos oculta alguna cosa. La intervención se desarrolla en la ciudad de Sabadell, centro industrial textil próximo a Barcelona. En concreto se ubica en el polígono industrial en la entrada sur de la ciudad, a la vista de los conductores que circulan por la autovía Barcelona-Terrassa, al lado del aeródromo. Se trata del último solar que quedaba en una manzana edificada con construcciones entre medianeras y ordenadas con frente a las calles Bernat Metge y Joan Costa i Deu, con una superficie algo superior a los cuatro mil metros cuadrados y con un total de ciento veinte metros de fachada a aquellas dos calles.

Nos encontramos en una parcela medio construida y parcialmente ocupada por tres naves de estructura metálica, una de ellas de crujía de anchura mayor que las otras dos. Y todo ello debe convertirse en el local de un concesionario de vehículos de gama alta. Primero Completamos, decisión que implica girarse para orientarse hacia todo aquel que circule por la autopista o que penetre, al tran-tran, en la ciudad de Sabadell. Las edificaciones originales se ampliarán en dos direcciones: la prolongación longitudinal de las tres naves existentes y la construcción de media nave en uno de sus dos laterales, hasta alcanzar el límite de la calle. En la primera zona se mantiene la tipología de cubierta a dos aguas, con el añadido de una serie de perversiones para permitir la penetración de la luz natural, vengan, pasen y vean. Para ello se adoptan dos mecanismos proyectuales diferentes: cuando se quiere ganar altura para el espacio inmediatamente inferior, se prolonga la pendiente ascendente hasta la altura necesaria y entonces se completa la otra vertiente, de manera simétrica. Aparece, de esta manera, un punto de altura mayor. El segundo mecanismo construye una media cubierta plana que abre el camino a la luz, que entra deslizándose por la otra mitad, que sí conserva la pendiente original. Aparece entonces un punto de altura menor.
La alternancia en diagonal de la pendiente con el plano, permite mantener la unidad del cerramiento, en el que los tramos de altura menor y las más elevadas aparecen como anécdotas rítmicas. Las cerchas metálicas que amplían las naves se apoyan sobre dos pórticos de hormigón en su parte central y por pilares metálicos en sus extremos. En la segunda zona, una estructura metálica soporta una cubierta que asciende al aproximarse a la calle y termina rematando la fachada con una línea curva. Es el espacio de exposición de los vehículos, en el que las jácenas metálicas salvan la luz existente entre una línea de pilares de acero y la estructura continua y autoportante de la fachada. La manipulación final de este espacio persigue alcanzar la comodidad que cabría esperar de un salón, un automóvil que se posa suavemente sobre una alfombra.
Después distribuimos, y se construye en el interior de las naves originales un nivel intermedio, con un forjado horizontal y pilares de hormigón paralelos a la estructura metálica existente. La altura viene marcada por las necesidades de las actividades que se desarrollan en la planta baja. En el segundo nivel se dispone un aparcamiento para el personal y las oficinas de dirección y administración. En el nivel de la entrada exterior se organizan los talleres, almacenes, servicios de postventa y dependencias de venta y exposición. En tercer lugar Comunicamos, lo que significa el retorno a los movimientos iniciales. Se trata de conformar una fachada que convierta el edificio en un anuncio de sí mismo, ¿Papá, quézezo? Se levanta una estructura metálica para recibir dos envolventes. Mediante placas de fibrocemento se construye el cerramiento que ofrece la estanqueidad y el acabado interior. La segunda, más externa y no estanca, se fabrica con planchas mecanizadas de acero inoxidable, colocadas en sentido longitudinal, paralelas a calles y carretera. Esta cortina de ondas se encoge en ciertos puntos para marcar los accesos y dejar a la vista las zonas de exhibición de los automóviles. La relación de escala entre las partes abiertas vidriadas y la cortina de ondas, insinúa dos distancias para percibir el edificio: una desde la autopista y carretera, en movimiento, y otra ya a pocos metros del edificio, estática, a pie de calle. El término medio es una tierra de nadie, o se encuentra uno lejos, leyendo una pancarta publicitaria, o frente a los coches expuestos, a punto para entrar en el interior del edificio. La pista para interpretar la forma la ofrecen las biondas de protección de la autopista, desde la que se dispone de una privilegiada vista sobre el edificio. Un brillo fugaz, ¿Papá, quézezo?