Mirar y ser mirado. Es una de las características de los pueblos y ciudades pequeñas.
Porqué no establecer la misma relación entre la ciudad y el territorio.
Dos colinas situadas en extremos opuestos nos permiten el juego. A la vez que ellos dos se observan, nos ofrecen una nueva perspectiva.
“Cada fragmento hace alusión y convoca, pero no dice, un mundo completo”.
Pep Quetglas